78 (Adolfo R. Gorosito, 2016) – Ens el capítulo titulado “La última batalla por la libertad de América” del libro “Mitos de la Historia (2)” del historiador Felipe Pigna, leemos un informe que invita a pensar en cuántos episodios como éste estarán aún inéditos. Si no los conocemos tampoco los incluimos en nuestra consideración. Estamos supeditados al criterio de cada historiador por sus datos, sus fuentes y su interpretación. Esto explica Pigna, prestigioso historiador contemporáneo: – “La batalla de Ayacucho selló la derrota definitiva de los españoles, pero el oficial realista Pedro Antonio Olañeta no aceptó la situación, se proclamó “Virrey del Perú” y con 200 hombres avanzó hacia el sur, asolando a su paso las ciudades de Cochabamba, La Paz y Potosí. Los gobernadores de Salta (Alvarez de Arenales) y de San Juan (José María Pérez de Urdininea), oficiales del Ejército de los Andes, sitiaron a Olañeta y sus hombres en Tumuslo, cerca de Potosí. Los soldados sitiados se rebelaron contra su jefe, lo asesinaron y se entregaron a las fuerzas patriotas el 1º de abril de 1825”. As es que la última contingencia por la independencia americana ocurrió en Tumuslo. Muchos podrán opinar que el detalle carece de importancia, y que no alcanza a cambiar el curso de la historia. Es cierto, pero también es bueno acompañar a los investigadores en la búsqueda de la verdad, siempre saludable. Aparecen otros episodios que algunos historiadores mencionan como auténticamente históricos, y otros los señalan como leyendas que inspiran heroicidad y desprendimiento. Así ocurre con el Negro Falucho, cuya existencia y hazaña fue exaltada por don Bartolomé Mitre. La actitud patriótica de “Falucho” fue motivo de realizaciones literarias, como la poesía de Rafael Obligado titulada “El Negro Falucho”, quien el 4 de febrero de 1924 fue fusilado en el Fuerte del Callao (Perú) al defender la bandera celeste y blanca. Si el episodio no fue realidad merece serlo por constituirse en límpido mensaje de coraje y fidelidad. Según documentos analizados el Negro Falucho era Antonio Ruiz, soldado de la Compañía de Cazadores Nº 8..Analistas posteriores ponen en duda que el cabo Antonio Ruiz haya muerto en aquellas circunstancias, aureolado por su supremo sacrificio ante una despreciable rebelión.