251 (Adolfo R. Gorosito, octubre 2022) – La invasión del poderío ruso a Ucrania comenzó en febrero de este año. Aunque nos separen 14.000 kilómetros del conflicto las consecuencias políticas, sociales y económicas ya se perciben en el lejano sur americano. Dos peligros de amenazante crudeza son: aplicación del poderío nuclear y expansión del escenario bélico. Con referencia a la amenaza de Vladimir Putin se dice que dispone de armas nucleares de expansión controlada, como para alcanzar “solamente” a enemigos cercanos. ¡Cómo juegan las estrategias de los poderosos aunque los más vulnerables se hunden en el trágico barro de la destrucción! Los ecos de la guerra “Rusia-Ucrania” están lejanos en cuanto a consideración geográfica, pero no tanto en el movimiento económico mundial. Las limitaciones y alzas de los precios de tantos elementos que la Argentina necesita importar ya son incómodas realidades, dado que los precios de cereales y oleaginosas son superados por los precios de los insumos agrícolas como plaguicidas y fertilizantes. Aunque parezca mentira países latinoamericanos dejan entrever su alianza ideológica con Rusia, mientras la muerte y la destrucción continúan su obra macabra. El invierno inmediato europeo puede ser el más crudo en muchos años y hasta letal, por la insuficiencia de gas que depende de las exportaciones de Rusia. Este aspecto de la histórica cuestión nos recuerda que el eco de la guerra no es tan lejano..
