29 (Adolfo R. Gorosito) – El 24 de marzo de cada año es día feriado en nuestro país, a partir de una ley que tras tensas sesiones en ambas cámaras del Congreso Nacional fue sancionada el 15 de marzo de 2006, y promulgada rápidamente por el presidente de la Nación Dr. Néstor Kirchner. La oposición de aquel momento argumentaba que la palabra “feriado” significa “festivo”, muy lejos de reflejar el ánimo de la ciudadanía en torno al dramático capítulo, es decir la irrupción de las Fuerzas Armadas en el gobierno democrático bajo la consigna “Reorganización Nacional”. Este lema, con el objeto de recuperar la paz interna que la guerrilla había destrozado (también con secuestros, desapariciones y muertes), incluyó destitución de gobernantes y funcionarios, sistematización de persecución y muerte de quienes se oponían a sus designios castrenses, supresión de derechos civiles, condenas, sentencias, secuestros, ejecuciones y otros desbordes que amenazaban a la vuelta de cualquier esquina. Todo lo ha registrado la Historia Nacional. Volvamos a la palabra “feriado”. En los “considerandos” del proyecto de ley se aclaraba que el 24 de marzo sería feriado nacional, obligatorio e inamovible, pero no tendría que convertirse en un “feriado largo”, costumbrismo vigente que favorece al Turismo con su batería de posibilidades en lo económico. En el año 2018 que transitamos el 24 de marzo coincide en día sábado, por lo que aunque no se quiera, sumado al domingo inmediato resulta un fin de semana largo. Esa coyuntura contribuye más a las intenciones de descanso, viajes y recreación que a la instancia de reflexión objetiva sobre el hecho histórico de 1976 que no hay que olvidar. porque laceró corazones y provocó angustias incurables. Pero no debe ser motor de rencores eternos, pues rencores eternos reabren heridas y ensanchar grietas, vanamente.
