42 (Adolfo R. Gorosito, noviembre 2024) – El clima de violencia que envuelve a la Humanidad es real, palpable y aparentemente sin posibilidades de cambiar en el presente ni en el futuro cercano. En el panorama internacional podríamos repetir datos que hemos enunciado hace poco tiempo, bajo el título “58 conflictos bélicos”, sin pormenorizar en cuanto a países, fechas, conflagraciones y sus consecuencias. Esta forma de alienación colectiva no se circunscribe a cuestiones militares sino a otras actividades que son fuentes de acercamiento y manifestación conjunta. Se trata de enfrentamientos y agresiones que afectan a otras manifestaciones populares, como la cultura y los deportes. Por eso, como brillante excepción, admiro las buenas intenciones de loa Juegos Olímpicos, con el difícil ideal de “mejor que ganar es competir”. La actividad política genera un amplio campo propicio para la discusión, que el ser argentino aprovecha, cada cual a su criterio y su tiempo personal. Por lo general adhiriendo a lo que afirman los politólogos todo terreno, o poniendo énfasis en actitud de tribuna libre. Afortunadamente gozamos de libertad de opinión y de expresión, y esto lo conocemos mejor quienes hemos vivido épocas de represión en actitudes claramente antidemocráticas. Por eso resulta digno y saludable respetar límites que la necesaria armonía reclama.