29 (Adolfo R. Gorosito, 31/12/17) – El Tiempo avanza de acuerdo a los códigos de la naturaleza, pero a nosotros nos parece que las horas corren y los días vuelan. Pretendemos medir este patrón de Vida preguntándonos… – “Pero… ¿Cómo? Ya estamos en el último día del año?… ¿Ya estamos estrenando el Año Nuevo?… ¿Ya podemos decir que la reciente Navidad es tema del año anterior?… Diecisiete años han pasado desde la inauguración del siglo XXI, y los más veteranos nos sentimos intrusos de este juego inexorable que Martín Fierro – el protagonista del célebre poema de José Hernández – explicaba así en el contrapunto con el Moreno: – “… que el tiempo es una rueda / y la rueda eternidá, / y si el hombre lo divide / sólo lo hace (a mi entender) / pa saber lo que ha vivido / o le falta por vivir”. He escrito alguna vez (tal vez varias veces y como simpática broma) que los más adultos somos intrusos del Siglo XXI. El diccionario Español tiene varias acepciones, pero en general se entiende que “intruso es alguien que se introduce en algún lugar sin la debida autorización”, Y somos muchos los que cruzamos el imaginario umbral dejando a nuestras espaldas el Siglo XX (Siglo “cambalache”, según el recordado autor y compositor Discepolín). Pero dados los acontecimientos que jalonaron el desarrollo de los primeros 17 años… ¡Habría que pensar seriamente si el presente no le estará discutiendo ya el título a su predecesor! Como quiera que sea, haber vivido las dos terceras partes del siglo “cambalache” tal vez justifique el calificativo de “intruso” en la apreciación de muchos, sobre todo de quienes solamente piensan que los años se amontonan en la edad de los seres humanos. La apreciación es diferente cuando se está a tono de la recomendación acuñada en la universidad de la calle: “Hay que agregarle vida a los años y no años a la vida”. Así es que… ¡FELIZ AÑO NUEVO PARA TODOS”.
