36 (Adolfo R. Gorosito, julio 2017) –– Los versos de Luis Lorenzo Domínguez (poeta argentino, 1819-1898) expresan: – “Cada comarca en la tierra / tiene un rasgo prominente, / el Brasil su sol ardiente, / minas de plata el Perú, / Buenos Aires, patria hermosa / tiene su pampa grandiosa… / la pampa tiene el ombú”. La llamada “pampa húmeda” incluye a las provincias de La Pampa, Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, al compartir clima y características de suelos. Este “arbor elementalis” (según cierta definición botánica) abunda en la pampa húmeda y se lo ve menos en nuestra región. Progresa a poco que se lo cuide en sus primeros tiempos, hasta que afirma sus gigantescas raíces y echa cuerpo hasta la espectacularidad. Adorna y tiende su follaje protector en plazas, paseos públicos o desde parques particulares ofreciendo la vivaz pincelada de su verde singular, como son singulares su robusto tronco e imponente raíz, que parece proclamar siglos de reinado vegetal Alardeando compatriotas han afirmado, que “el ombú es árbol fibroso y sirve nada más que para dedicarle sonceras”. Don Bartolomé Mitre – visionario de nuestra historia en otros aspectos – vaticinó que el ombú debía ser reemplazado, por no dar madera ni astillas para el fuego. Creo que debemos preservar los ejemplares de ombú, rodearlos de la objetiva consideración que sopesa lirismo y realidades. Preservarlos como un símbolo de la pampa, con la misma actitud reflexiva que nos merece el ceibo, cuya flor tiene carácter de representación nacional. En el patio de la Estación de Policía existía un ejemplar de ombú, que había sido plantado aproximadamente en 1957.. A mediados de junio de este año fue talado, en plano proceso de modernización del edificio, incluyendo el acceso por calle Sarmiento. Otro ombú puede apreciarse en el acceso a la Casa de Campo (ex estación ferroviaria), otro en patio posterior de la casa en que vivieron don Enrique Francisco Montes (investigador sobre la fauna) y su familia, esquina de avenida Domingo Carricart y calle Dorrego. La sombra de ombúes fue escenario de contrapuntos gauchescos, de conferencias entre militares, paisanos y caudillos que decidieron batallas o reencuentros. Fueron y son protectores del viajero ocasional”, por lo tanto… dignos de ser preservados.