57 (Adolfo R. Gorosito, julio 2022) – Han transcurrido 206 años desde aquel 9 de julio de 1816, cuando los actores del Congreso de Tucumán rubricaron la voluntad de romper cadenas y aspirar el aire puro de la propia determinación. Muchos desencuentros se sucedieron manchando de rojo las páginas de nuestra historia. La proclama no fue gratis ni mucho menos. Pero… a 206 años de distancia la desconfianza, odios, distanciamientos y grietas en torno a las convicciones cívicas siguen mellando nuestra integridad cívica. Si Argentina sigue importando petróleo y gas natural, si no quedan reservas en el Banco Central, si la crisis en materia de combustibles está provocando enorme daño en la producción, industria y comercialización, si la inseguridad en política económica provoca desconfianza en los probables inversores, si el riesgo país asciende alocadamente en la escala negativa de su calificación… si no entendemos cómo crece la economía si al mismo tiempo crecen la pobreza y la desocupación… si son indetenibles el narcotráfico y la corrupción… los neófitos en estos temas urticantes nos preguntamos: independencia… ¿dónde estás? Es grato y estimulante hablarles a los niños sobre la efemérides que señala el 9 de Julio, Pero las sucesivas generaciones de argentinos deben defender la solidez del concepto, y responder con solidez de hechos positivos si alguno de ellos pregunta: Independencia… ¿dónde estás?… No la encontraremos mientras persistan intenciones subalternas sobre la discrepancia bien entendida.
