133 (ADOLFO R. GOROSITO, JUNIO 2023 – NOTA Nª 596) Uno de mis trabajos aún inéditos recrea a dos personajes cuyas actitudes les confiere características personales, y retratan los claroscuros del temperamento humano. Uno de ellos a quien identifico como “Viperino Chimento” gira en torno a los motivos amargos que abundan en la vida cotidiana, y hasta parece recrearse con la mala onda, a tal punto de impregnar el ambiente que lo rodea en ese mismo sentido egocéntrico y pesimista. “Viperino Chimento” es como un polo opuesto de “Benigno Sonrisola”, quien es el perfecto transmisor de la buena onda que todos necesitamos para sortear los escollos que suelen crisparnos algunas veces y otras invitan al desánimo. Pese a las diferencias que sus respectivos prismas sugieren Viperino y Benigno son amigos, se acompañan y confían mutuamente. Parece difícil, pero no es imposible, sobre todo desde el enfoque de la ficción y d la intención más sana y solidaria. Una señora “ya entrada en años” conversaba con dos amigas cierta tarde de viernes. Se referían a acontecimientos gratos porque reían a más no poder, hasta que esa anciana cambió su gesto, retomó el papel amargo que interpretaba sin esforzarse mucho, y tras instante de silencio dijo: “¡Oh, dicen que reír en día viernes es malo ¿Qué podrá pasarme mañana?”… Obviamente coincide con la amargura congénita de “Viperimo Chimento”, y aún sin motivos transcurrirán el sábado y días siguientes contagiando de mala onda a quienes compartan su cotidianeidad.