3 (Adolfo R. Gorosito, noviembre 2024) – Cada 22 de noviembre se celebra el “Día de la Música”, en homenaje a Santa Cecilia. En el santoral católico se la venera como la Patrona de esta manifestación humana, que se traduce en ritmos y melodías, adornando tantos testimonios de individuos y multitudes tan antiguos como el mundo. Si nos sumergimos mediante la lectura y otros medios de comunicación transmitidos desde generaciones, nos daremos cuenta que la música es motivo ancestral de comunicación y herencia, con tal fuerza y emotividad que define orígenes, evolución, contacto y proyección. La música es una expresión estética en infinidad de formas, va dejando señales de evolución a través de las civilizaciones, y es parte entrañable de la sensibilidad y el sentimiento. Autores, compositores, solistas y conjuntos son privilegiados en la interpretación de los sueños y emociones de cada ser humano capaz de captar su mensaje. Desde el retumbo de un ignoto tambor que convoca a sus gentes con rotunda fuerza, hasta el sonido exquisito de un Stradivarius, cada instrumento musical nos trae a consideración la inocultable trascendencia de los siglos. Coinciden en formas parecidas de reconocimiento y homenaje otras celebraciones, tal es el caso del folklore de cada país o región. Los homenajes en torno a géneros musicales son tan significativos como entrañables para toda la humanidad al paso de los siglos.