53 (Adolfo R. Gorosito, enero 2019) – Pertenecemos a un ámbito rural por excelencia. Todo lo que se refiere al campo y sus posibilidades de producción debe interesarnos, y apreciar lo hecho, lo que se hace y lo que puede hacerse de ahora en más, sin prejuicios y sin generalizar situaciones. La nota de la semana pasada nos hemos referido a los riesgos del cambio climático, podemos compartir apreciaciones sobre un tema vigente y de sumo interés, í con especial sensibilidad por los auténticos productores agropecuarios, frente los que visualizan el campo como gigantesca pizarra de valores de ocasión. La Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR) informó que en noviembre 2018 las operaciones se redujeron un 24%. Su presidente, Javier Christensen, advirtió que “siguen en caída las operaciones la crisis económica que afecta al país continúa castigando a ese mercado. Los que podrían invertir ganan mucha más plata con la bicicleta financiera que comprando un campo”. El informe agrega que “en noviembre la actividad cayó 24,2 % en relación a igual mes del año anterior, y a breve plazo no se vislumbra un cambio de la tendencia”. Señala que diciembre y enero son tradicionalmente meses de escasas operaciones y que no hay fondos de inversión argentinos para comprar campos.. La zona núcleo de la provincia de Buenos Aires es la que más se defiende de los altibajos. Los campos de zonas cercanas a los puertos bonaerenses de Quequén, Mar del Plata y Bahía Blanca – o que tienen caminos de salida hacia esas estaciones marítimas – tienen mayor valuación. El presidente de CAIR, Javier Christensen, sostuvo: “La actividad inmobiliaria rural sigue en caída. Los que podrían invertir ganan mucha más plata con la bicicleta financiera que comprando un campo. Hasta abril pasado parecía que la actividad del sector se iba a recuperar, pero cuatro devaluaciones seguidas y aumentos de tasas fue nociva para el campo”.
