54 (Adolfo R. Gorosito, junio 2021) – Extraigo un breve capítulo de mi proyecto “Inolvidable viaje a Cancún” todavía inédito, para refirme a lo que el título de esta nota sugiere. -“Desde un puertecito llamado Puerto Juárez partimos más de 400 abuelos bonaerenses que nos “castigábamos” con tanta maravilla, en un barco de dos cubiertas a distinto nivel. Abordamos acompañados por la tripulación, locutores, animadores, mozos, músicos y otros asistentes. Aún los más pesimistas elogiaban la generosidad del gobierno provincial encabezado por el Dr. Carlos Ruckauf, impulsor del emprendimiento llamado “Abuelos Bonaerenses”. Aquel día nuestro destino era Isla Mujeres, rumbo Norte. El mar Caribe permanecía en calma y gozábamos de leve brisa del noreste. Era el 24 de junio y – como no podía ser de otra manera – recordamos a Carlos Gardel en el aniversario de su muerte. Cantamos a coro el tango “Mi Buenos Aires querido”, y fue izada la bandera celeste y blanca. Estar lejos de la patria no es zoncera, y sobre todo cuando tallan los tangos y el pabellón celeste y blanco flamea tan carca que hace vibrar el ánimo de manera inusitada. Las anécdotas sobre el célebre cantante, enraizado en la popularidad rioplatense, ocupó muchos momentos en el resto de la jornada”. Recordamos a Carlos Gardel, a 86 años de su fallecimiento en Medellín, junto a sus compañeros de viaje. Con la aplicación de la tecnología para mejorar las modestas grabaciones de su tiempo, podemos comprender que muchos admiradores digan: “Cada vez canta mejor”…