37 (Adolfo R. Gorosito (IX/2016) – El 26 de agosto se celebró en Argentina el “Día de la solidaridad”, recordando la fecha de nacimiento de Madre Teresa de Calcuta. e realizó un encuentro de aproximadamente 400 personas en Plaza General San Martín, Capital Federal, organizado por la ONG “Manos de amor”, con el apoyo del Ministerio de Ambiente y Espacio Público de Ciudad Buenos Aires. Sin proclamas previas se originó la “ola de abrazos” entre todos los concurrentes, poniendo de manifiesto espontaneidad y confianza admirables. El periodismo con algunos participantes. Enrique Pares, herrero procedente de San Isidro, dijo: “Vine porque sé que con el abrazo doy y recibo afecto”. Juan Ramirez, venezolano Licenciado en Computación, dijo: El abrazo es la mejor medicina para el ser humano”. Eran hombres y mujeres que en mayoría no se conocían entre si. Adultos y jóvenes que realizaron el acto con objetivo solidario: demostrar que el acercamiento entre los seres humanos contribuye al bienestar físico y espiritual; que también es saludable la manifestación de adhesión a propósitos nobles, y que todo esto es posible en nuestro amado país. ¿De qué estamos hablando? ¿Cuento de hadas? ¿Inocente buena intención? ¿Respetable utopía? ¿Disparate literario?… Nos basamos en la realidad de los hechos, con lo cual estamos dando respuesta categórica a los interrogantes. En nuestro pueblo hemos experimentado gratas sensaciones durante la celebración del Centenario del Partido Adolfo Gonzales Chaves, porque se produjeron episodios de encuentros y reencuentros individuales y grupales, condimentando cada caso con alegría, respeto y reciprocidad. Vecinos de los pueblos que pertenecen al distrito como De la Garma, Juan Eulogio barra, Vásquez, Estación Pedro Próspero Lasalle y de diferentes puntos geográficos de la zona rural, convergieron hacia la localidad cabecera con el lógico deseo de compartir el regocijo cívico. Y ocurrieron numerosos reencuentros gratos, porque la ocasión fue propicia y porque sus protagonistas estaban predispuestos. El acto espontáneo y elocuente del abrazo, aún entre personas de distinto lugar de radicación y ocupaciones muy diversas, no es sueño de hadas, utopía ni disparate. Damos fe de ello.
