33

(Adolfo R. Gorosito, octubre 2019) Amigos, hoy me limitaré a transcribir un breve relato de Torkom Saray Darian, incluido en su libro “La mujer, antorcha del futuro”, editado en 1989):

Cuando dejé mi hogar para andar por mí mismo y seguir la hebra de mi destino, mi madre sosteniendo mis manos me miró y dijo:

 – “Creo que nunca te veré de nuevo, pero siempre estarás en mi corazón, si sigues la dirección de tu alma y te precaves del caos. La dirección existe solamente en el sendero de la belleza, la bondad y la verdad. En el te sientes abandonado, o corres en círculo o crucificas cosas que amaste; es una situación en la que  niegas tu divinidad esencial, tu dignidad; en la que tus goces son tus metas y la vanidad es tu guía; es una situación en la que hay anarquía dentro de tu mente y tu corazón”.

Cuando concluyó sus palabras, besé sus manos y salté al carruaje.  Mi padre se apresuró a llevarme a la estación de trenes.

Durante tres minutos la vi, con su vestido blanco y de pie como la dejé… Cuando no pude verla más, dije:   – Padre, detente un minuto. // – ¿Por qué? // – Quiero volver a la esquina de esa calle y ver si Mamá está allí todavía…

Mi padre me miró imaginando mis pensamientos, y en silencio hizo que los caballos regresaran… Estábamos en la esquina de aquella calle. ¡Mi madre estaba allí! ¡Nos vio, con su diestra trazó una cruz y entró a la casa. Tras un silencio de media hora en el camino dije:

 – Padre… ella me bendijo… // – Tu madre es una gran mujer. Te bendijo y su bendición estará siempre contigo…