0 (Adolfo R. Gorosito, septiembre/octubre 2024) – Nadie crea que la palara “pueblerina” equivale a menoscabo o menosprecio. En realidad deseo referirme a pueblos como el nuestro, en los que los valores individuales y colectivos reflejan el nivel cultural en su conjunto. Esos valores conforman la esencia de nuestras comunidades, más pequeñas en cuanto a cantidad de habitantes y más limitadas en trascendencia, pero sumamente valorables en cuanto a reafirmar su idiosincrasia. En las grandes ciudades ocurren casos indeseables. Se registran delitos de los que dan cuenta los medios periodísticos, pero en pueblos como el nuestro vivimos confiados en la tranquilidad relativa, y en la tarea silenciosa de nuestros organismos de control y vigilancia. Sabemos de situaciones muy diferentes que dan lugar a trágicas circunstancias que actualmente amenazan a la ciudadanía. Se trata de la delincuencia cada día más cruel, y del trágico crecimiento de casos criminales contundentes. Será difícil y doloroso pero no imposible revertir los factores que han llevado a estos niveles a la población argentina. Casi con un dejo de inocencia hemos opinado en esta misma columna, que la educación y el trabajo son resortes positivos para el largo proceso de recuperación en paz y seguridad. Podemos jactarnos de nuestra relativa tranquilidad pueblerina, pero jamás incurrir en excesos de confianza.